Beat on the brat

– Comencemos…
– Bien. Mi problema es el siguiente, no se ría: mi vida es la discografía de los Ramones mismo.
– Veamos si entendí: ¿le gustan mucho los Ramones y se cree uno de ellos?
– Nah, ojalá fuera eso. No me gustan, pero sus canciones determinan mi vida, así de simple.
– ¿Y no preferiría que fueran las de NOFX, por ejemplo? Tienen muchos temas sobre lesbianas.
– Primero, no sé a qué viene eso. Segundo, como le dije, no es decisión mía. Es así, simplemente.
– Bien. ¿Tiene novia?
– Sí.
– ¿Y ella qué dice?
– Sheena is a punk rocker.
– ¿Puedo hablar con ella?
– The KKK Took my baby away.
– ¿Qué piensa de la situación?
– I’m affected
– ¿Desea que los secuestradores mueran?
– Punishment fits the crime
– ¿Qué le diría si pudiera enviarle un mensaje?
– I remember you
– ¿Escuela?
– Sí, Rock’n roll high school
– ¿Trabajo?
– The job that ate my brain.
– Ya veo. ¿Qué clase de dificultades le ha causado ser la discografía de los Ramones?
– I just wanna walk right out of this world ‘cause everybody has a poison heart
– Pero se la banca…
– Sí, soy Too though to die
– Claro. Pero ¿cómo preferiría vivir?
– I wanna be sedated
– ¿Cree que esto tiene solución?
– I believe in miracles
– ¿Tiene idea de cómo comenzó?
– Somebody put something in my drink
– Pero quizás eso sea un elemento secundario. Quizás ud…
– Freak of nature?
– Exacto. Pero vino a buscar ayuda.
– Psycho Therapy
– ¿Cómo se siente en este momento?
– My brain is hangin’ upside down
– ¿Cómo describiría su padecimiento?
– Mental Hell
– ¿Y cómo imagina su futuro?
– I don’t want to grow up
– Es un cover…
– I hate freaks like you
– Bueno, es hora de tomar alguna medida…
– Take the pain away
– ¿Cree que le sirvió de algo esta sesión?
– Journey to the center of my mind
– Otro cover. Peor aún, del disco Acid Eaters, disco de versiones
– Ignorence is bliss
– Se me ocurre algo: tal vez, si los Ramones son el problema, los Ramones sean la solución…
– You sound like you’re sick…
– ¿Quiere que intente algo?
– Gimme gimme shock treatment
– No, mejor aún…
– I won’t let it happen
– Sí, es por su bien.
– I’m against it
– Si no sabe lo que voy a hacer
– Do you wanna dance?
– No. Teenage lobotomy!

La marca de la bestia

 

 

– Vamos a ver qué le ocurre…
– Es muy simple, doctor, no encajo en ninguna parte.
– ¿Que no encaja? ¿Qué clase de problema es ese?
– ¿Cómo que qué clase de problema es? Todos están en pareja, o en grupos, o quién sabe en qué tipo de combinaciones, y yo estoy solo.
– ¿Hay algo que le impida, como ud. dice, encajar?
– No lo sé. Creo ser normal, ¿ud. qué piensa?
– A mí me parece un individuo común y corriente, de acuerdo a lo que he visto, pero eso no descarta que haya algún defecto escondido.
– ¿Quiere revisarme?
– No, no es mi trabajo y tampoco deseo hacerlo. ¿Cree ud. que tiene las proporciones corrientes?
– ¿Cómo puedo saberlo si no logro encajar con nadie?
– Eso parece muy chico.
– ¿Ud. cree?
– En un sentido, no. Pero el argumento ontológico me hizo dudar cuando era joven. Ahora no sé.
– Digo si cree que es muy chico.
– Depende del agujero, ¿no le parece? Es relativo.
– Quiere hacerme sentir bien. Pero supongo que el tamaño tiene mucho que ver.
– ¿Intentó encajar en otros ambientes?
– Sí. Con desesperación. Hice cosas de las que no estoy orgulloso.
– ¿Y qué pasó?
– Nada. No hubo caso.
– ¿Pensó en agrandarse esa cosa?
– Por supuesto. Pero no sé si estoy a tiempo. Me parece que dios no acepta devoluciones.
– Háblame de sus sueños.
– Uf, ¿por dónde empezar? En todos ellos estoy rodeado de parejas; es como un gran parque de diversiones…
-… como una orgía de lesbianas, digamos.
– Si ud. dice. En fin, todo es alegría, como en las fotos, ¿vio? Y yo estoy ahí, en medio de todos.
– ¿Y entonces qué pasa?
– Alguien me invita a unirme. Lo estoy pasando bien, entonces me digo “¿por qué no?” y me arriesgo. Pero la impotencia se apodera de mí y vuelvo a fracasar. Sé que no encajo.
– ¿Siente nostalgia de algún agujero?
– ¡Qué brusco, doctor!
– Es importante, créame.
– De hecho, creo que una vez, cuando era muy chico, quizás incluso antes de ser arrojado a este mundo, encajé. Pero no lo recuerdo.
– Pero su subconsciente sí que lo recuerda, y ud. siente nostalgia de aquella alianza, inhibiendo su desempeño
– ¿Le parece, doctor?
– No, podría ser cualquier otra cosa. Todo es posible.
– Estafador.
– Será ud. Pero creo que lo tengo. Dese vuelta.
– ¡Doctor!
– Vamos, confíe en mí, dese vuelta.
– Está bien.
– Lo sabía.
– ¿Ocurre algo malo?
– Aquí dice: “LEGO. Pieza defectuosa»

Eros y Tanatos

 

– Empiece por contarme qué le preocupa, por favor…
– No sé exactamente qué me pasa, doctor. Siento que mi vida se escapa con rapidez y no sé qué debería hacer con ella, para qué vine, a dónde voy…
– ¿Y no se le ocurrió que si tiene tan poco tiempo debería hacer algo con él en lugar de plantearse estas preguntas?
– Pero, ¿qué hago? Además, siento una profunda hostilidad hacia todos, los odio, no consigo relacionarme con ellos, creo que quieren matarme y exhibirme, no sé…
– ¿Qué le hace pensar eso?
– Su mirada, por ejemplo.
– ¿Se siente amenazada en este momento?
– A decir verdad, sí.
– Pero si tiene tan poco tiempo como dice, ¿por qué le preocupa tanto cómo la ven los demás?
– Porque quieren poseerme, ¿no lo entiende? ¿Cómo puedo pensar en otra cosa cuando a cada instante estoy a punto de ser sacrificada?
– ¿Y esa idea de dónde proviene, si se puede saber?
– He visto lo que hacen con las de mi tipo.
– Dejemos de lado esa idea por un momento. Fuera de eso, ¿cómo cree que va a ser el final?
– ¿El final? Yendo hacia una luz enorme, muy caliente, a la que no puedo resistirme.
– Aha. Como yo cuando imagino ser lanzado a un pozo repleto de lesbianas…
– ¿¡Eh!?
– Nada, nada, siga, por favor…
– Debería agregar, esto es interesante, que como plantas vírgenes.
– Vírgenes, eh. Muy bien. Igual no sé qué tiene que ver.
– No sé, ud. es el analista. Y lo de las lesbianas no tenía nada que ver.
– ¿Ahora es experta en psicoanálisis?
– No, es que…
– ¿Y entonces por qué cuestiona mis métodos?
– No los cuestiono, es que tengo poco tiempo y ud. no me está ayudando.
– Ud. es un gusano.
– ¿Cómo dice?
– Que ud. es un gusano.
– No me ofenda, por favor.
– No se ofenda, es lo que creo.
– Vine en busca de ayuda.
– Sólo le digo la verdad. Ese es mi diagnóstico.
– ¿Le dice a sus pacientes que son gusanos? ¿Eso es un diagnóstico?
– En su caso, es así. No tengo dudas.
– ¿No me encuentra atractiva, acaso?
– Mucho. Pero en el fondo es un gusano. No sé cómo no lo descubrió por sí misma.
– ¿O sea que mis ideas sobre la muerte, la brevedad de la vida, la luz cegadora, etc. se deben, básicamente, a que soy un gusano?
– Evidentemente.
– Pero, ¿qué hago?
– Reprodúzcase.
– ¿Que me reproduzca? ¿En tan poco tiempo?
– ¿Y qué más puede hacer?
– Disculpe la indiscreción, pero, ¿ud no se hace estas preguntas?
– No, porque no soy un gusano. Pienso en el foso de lesbianas, quizás.
– ¡No soy un gusano!
– ¿Sabe algo de la vida de Vladimir Nabokov?
– ¡No! ¡No tengo tiempo para eso!
– ¿Y qué hace aquí, entonces?
– Espero que ud. me diga algo.
– Ya se lo dije. Ud. es un gusano. Ahora vaya y reprodúzcase, es todo lo que puedo aconsejarle. Y tenga cuidado con la lámpara que está a su derecha.
– ¿Ud. viviría su vida de esa forma?
– Quien llegó aquí buscando ayuda fue ud. Pero si le interesa, en su lugar y con las ideas que tiene, saltaría a un pozo de lesbianas sin dudarlo.
– ¡Dale con eso!
– Ud. preguntó.
– ¿Quiere decir que si tuviera ideas diferentes quizás habría otra salida?
– No sé. ¿Qué tan convencida está de sus ideas?
– Totalmente, doctor.
– Entonces no hay nada que hacer. Fíjese que para hacer terapia cognitiva o encarar otro enfoque clínico necesitamos un largo tiempo. Ud. dice que no tiene tiempo, que va a morir, que la van a poseer, que no se lanzaría a una piscina repleta de lesbianas. Es imposible ayudarla. Además es un gusano. Eso es un hecho.
– Entiendo. Me retiro, entonces.
Mariposas. Todas iguales. No quieren creer que son un gusano.

Héroes del socialismo real II. Hoy: Iosif Freudstein

Entre el 13 y 14 de febrero de 1945, los aliados sometieron a la ciudad de Dresde a un bombardeo sistemático que la dejó literalmente en ruinas.

Se ha especulado interminablemente sobre los motivos que determinaron tamaña decisión, ya que Dresde, dresde hacía largo tiempo, había dejado de ser un centro militar de importancia.

Las reuniones de Yalta tampoco tuvieron la influencia que se les concede, dado que la Unión Soviética jamás solicitó los servicios de la RAF y la USAAF por el simple hecho de que no querían a los cerdos occidentales merodeando en sus pagos.

Ninguno de estos argumentos se sostiene, y de esta manera se vuelve difícil explicar lo inexplicable. Al menos hasta que introduzcamos a nuestro héroe del socialismo real.

Iosif Freudstein era un científico soviético apolítico que se encontraba casualmente en la zona, experimentando con las posibilidades de extraer vida a través de las células humanas, tal como lo retratara Lucio Fulci en su clásico Quella Villa Accante Al Cimitero (sí, claro que era real, tanto como el socialismo del este)

Los ruidos de la guerra perturbaban su trabajo; aviones con suministros yendo y viniendo, trenes de tropas, zombies que no se dejaban extraer la vida, etc. Iosif se estaba fastidiando.

El 13 de febrero estalló. También la ciudad. Salió de su sótano caliente como sánguche de La Pasiva, y empezó a maldecir todo lo que veía, incluso a un avión errático que sobrevolaba la ciudad rumbo a Praga.

“¡La puta que los parió, mosquitos mecánicos (?) de mierda, dejen laburar! A ver, tirame con algo, dale, animate, oligarca puto. Tirá la bomba”

Para qué. El capitán Vincent Hijodeputa no pidió instrucciones; llamó a su escuadrón, este llamó a otro escuadrón, que no podía ir, y finalmente estos llamaron a muchos, muchos escuadrones más que se columpiaban sobre la tela de una arañ… no, no, que los empezaron a atacar sin piedad.

Cuando, 2 días después, volvió a reinar la calma en Dresde, Iosif disponía de abundante material y la tranquilidad necesarias para continuar su trabajo.