Continuidad de los zombies

El problema zombie se había agudizado en los últimos tiempos. Nuestro pueblo, otrora próspera ciudad donde cementerios, funerarias y morgues eran cosa corriente, se había hundido en los rankings internacionales de muertos vivos hasta el nivel de Haití. El himno nacional pasó a ser Brain Eaters de los Misfits. Los Dead Kennedys, para ofender, tuvieron que cambiar su nombre por el de Alive Kennedys. La paradoja de Los Traidores, «pondré flores en mi tumba, ¿quién las pondrá si no?» se volvió una tautología; en efecto, la gente ponía flores en sus propias tumbas y tallaba sus propios epitafios, entre otras cosas.
La esperanza de no-vida aumentaba año tras año; debido a ello, el índice de vida se medía ahora en CPC (Cerebros Per Capita) en lugar del IPC tradicional, y la economía sufría un severo desbarajuste ya que el único indicador que mejoró fue el necroturismo. Los trenes circulaban por las vías muertas, y las locomotoras incorporaron el dispositivo de hombre-vivo, que, al contrario del hombre-muerto, advertía la presencia de un mortal en la máquina.
La crisis demandaba medidas drásticas, y fue así como el teniente John Quesada llegó a ocupar el cargo máximo en las Fuerzas Armadas (armadas con los escombros que dejaron los zombies) El teniente recibió ordenes escritas del presidente:

Teniente Quesada:
Los  Zombies dominan nuestra ciudad, como bien sabrá, y es por eso que ha sido convocado. Ud., su regimiento y yo somos de los pocos no zombies que quedan para ofrecer resistencia. Pero mi deber es otro: soy el líder y autoridad suprema, y comprenderá que no puedo comprometer mi integridad en una operación de la magnitud que estamos planeando. Eso quiere decir que ud. y su unidad son los únicos capaces de enfrentar la proliferación Z, y si dios quiere (¿pero no está Él del otro lado y es por eso también un enemigo? Está facultado para proceder como entienda oportuno al respecto) vencerla y recuperar nuestra soberanía, bienes y camposantos para usufructo de los mortales. Siendo estos, como dije antes, su grupo y yo, bueno, está claro que su tarea consiste en poner en nuestras manos las posesiones Z.. jaja.. No es broma: si ud. gana, nos quedamos con todo, ¿qué le parece?
Teniente: deposito en ud. toda mi confianza. Espero fervientemente que estas palabras no queden en letra muerta.. jaja.. ¿entiende el chiste? Letra muerta, porque están todos muertos, ¿vio?
Suerte en pila.

Leí el documento donde el presidente me concedía todos los poderes para proceder contra los invasores. Aunque lo hacía por mi pueblo, la recompensa me pareció adecuada dado que, de todas maneras, ya había decidido tomar cartas en el asunto. Reuní a mis hombres para comunicarles las novedades, y pedí que se identificaran con su número de rango mientras pasaba revista a la improvisada tropa. Había avanzado bastante en la columna cuando uno de ellos me tiró un tarascón. «¡Agárrenlo, es un zombie!», ordené. No era uno de ellos sino un soldado descontento con mi nombramiento. Lo mandé fusilar sumariamente para que pasara al ejército rival y volver a matarlo con mayor crueldad que antes. Las delicias de la guerra contra los undead, pensé, y tomé el incidente como un presagio venturoso.
Las batallas se sucedieron con saldo favorable. Logramos reducir la población a un número conveniente, y entonces ordené la ofensiva final. El comando mayor deliberó algunas horas antes de hacerlo, pero como el comando mayor era yo solo y mi maldita esquizofrenia, no hubo más contratiempos que la ingestión de la pastilla para el padecimiento mental. El asalto sería la mañana siguiente, lo que me produjo un insomnio atroz poblado por imágenes regocijantes de campos cubiertos de cadáveres putrefactos. Partimos al amanecer. No, no nos desplazamos a ninguna parte, partimos a los muertos vivos al medio, los picamos como queso, los comimos en un pan chico.
Mientras se desarrollaba la campaña, que no requería más supervisión que una ojeada esporádica ya que mis subordinados hacían un extraordinario trabajo, vi a mi esposa e hija muertas morir por segunda vez. O tercera, no recuerdo. El dolor, la aflicción, se apoderaron de mi corazón, que había muerto junto a estas inmundas criaturas pero que, a diferencia de ellas, no pudo resucitar jamás. Sentí la profunda desazón de ser artífice de un acto ilegítimo, que me había despojado de mi humanidad al reclamar la sangre de los Z, mi propia sangre, que corría corrupta por unas venas ligadas e inseparables. No soporté el tormento de una conciencia mendaz por la que había pagado el precio más elevado, a cambio de nada, a cambio de una vida que se parecía tanto a esa que pretendíamos erradicar que carecía de propósito. Me hundí en la miseria moral más abyecta, en una transacción tan onerosa para el espíritu que viciaba toda validez de aquella proeza ruin.
Maté a mis hombres. Era mi turno de compartir el destino innoble de todos quienes participamos en aquella trama vil. Apoyé el arma apenas debajo del pecho y pedí perdón antes de ejecutar lo que la justicia imponía.
Me levanté con un agujero en el estómago. Tenía hambre, además. Sin pensarlo mucho, salí a buscar algo para comer; hacía bastante calor como para suponer que más tarde el bochorno sería insoportable.

* Es de rigor advertir que este texto es impresentable; su redacción, teloeológica digamos, es únicamente excusa para el efecto final y solo se justifica su presencia en virtud del post anterior. Lo mismo puede decirse del post anterior, etc .  Gracias.

2 pensamientos en “Continuidad de los zombies

  1. Pero en serio, qué post de mierda. ¿Por qué no escribirlo de nuevo o enterrarlo en una fosa común con los demás borradores, abortos de este mundo virtual? Porque, como dijo Ricky Espinosa, es verdad que cada disco que hacemos es peor, y eso demuestra nuestra punkitud. Este post es punk rock. Gracias.

  2. Ah, este de acá arriba quien se cree qué es para comentar que este post es una mierda? A mi me gustó, «bo» (me pareció que era el momento para meter un uruguayismo que no suelo utilizar por escrito).

    Me gustó el cuento. Leí primero la primera parte, como corresponde. La segunda está mejor. El «gracias» del final del cuento y del comentario me hizo pensar en vendedores ambulantes: «desde ya, muchas gracias». He visto gente que lo usa por escrito. A mi siempre me da gracia.

    Los zombies te los dedico. Te doy mi palabra de no muerta viva.

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